Hoy recordamos a santa
Mónica, madre de san Agustín, quien nació en Tagaste, actual Argelia en el
siglo IV. Mucho de lo que sabemos de ella nos viene por su propio hijo Agustín,
quien en sus Confesiones, escribe:
“Siendo todavía
niño… mi madre cuidaba que tú, Dios mío, fueses mi padre… Tú Señor… sacaste mi
alma de una profundidad tan oscura… habiendo mi madre, tu sierva fiel,
derramado delante de ti… lágrimas por mí” (Confesiones, Libro
III, XI, 19).
“Las cosas… de mi madre… fueron dones y gracias
tuyas... obediente a sus padres… servía al marido que le dieron… puso gran
cuidado en ganarle para ti… era mi padre por una parte muy benigno y amoroso,
por otra muy iracundo y colérico; cuando ella le veía enojado, tenía la
advertencia de no contradecirle… después, cuando la ocasión le parecía
oportuna, y pasado aquel enojo… le informaba bien del hecho…”(Confesiones, Libro IX,
Capítulo IX, 19).
“…por medio de una
continua paciencia… supo ganar el ánimo de su suegra… Tú… habías dado a tan
buena sierva tuya… excelente don de apaciguar… los ánimos de cualesquiera que
estuviesen entre sí reñidos. Se portaba con tal prudencia, que oyendo de ambas
partes todas las quejas… nunca descubría a las unas lo que había oído a las
otras, sino aquello solamente que podía servir para reunirlas y reconciliarlas”
(Confesiones Libro IX,
Capítulo IX, 20).
“Además de esto, era
mi madre una mujer dedicada a servir a todos… Cualquiera… que la había conocido
te alababa, te reverenciaba y te amaba mucho en ella, porque… los frutos de
santidad de su vida testificaban que tú estabas presente en su corazón” (Confesiones, Libro IX,
Capítulo IX, 21).
“Acercándose ya el
día en que había de salir de esta vida… buscábamos en la misma verdad, que eres
tú y que estabas presente, qué tal sería aquella vida eterna que han de gozar
los santos… cinco días después… cayó enferma… mirándonos a mi hermano y a
mí… dijo: lo que únicamente pido y les
encomiendo es que se acuerden de mí en el altar del Señor, dondequiera que se
encuentren” (Confesiones, Libro
IX Capítulo XI, 22. 27).
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