Estimado joven:
No olvides esto. El que por otros pide, por sí
aboga. Este es un gran misterio que encuentra explicación en el amor y la
misericordia de Dios. Reza por todos tus seres queridos en tiempo y destiempo.
Reza por ellos tanto como te gustaría que rezaren por ti, porque en la medida
en que tú abogas por ti, Cristo y María abogan por ti en el cielo. Paz y bien
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