SOMOS TESTIGOS DE TU REINO
Dios Padre nuestro, hoy reconocemos
humildemente ante ti que múltiples temores,
recelos y dudas nos
asaltan: miedo a la vida,
miedo a nuestro destino,
miedo al ridículo,
miedo a confesar
abiertamente nuestra fe ante la gente.
Pero Jesús nos dice:
No tengan miedo a nada ni a
nadie;
su suerte es la mía, y yo estoy
siempre con ustedes.
Ante la presión ambiental
haznos fuertes, Señor,
para que no claudiquemos en nuestras convicciones y
creencias.
Danos valor y audacia para
ser testigos del reino de Dios,
y amor generoso para
acompañar a nuestros hermanos,
los hombres, en la difícil conquista del sentido de la vida.
Amén.
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