Home
»
Vocacional
»
El mes de octubre, tradicionalmente dedicado a fomentar la devoción al Rosario. Recientemente el papa Francisco, al hacer la presentación de un libro escrito por uno de sus secretarios de rito oriental sobre esta devoción, ha expresado que él mismo aprecia el Rosario como la plegaria de los sencillos y la oración del corazón. Se trata efectivamente de una forma de orar que está al alcance de todos. Me conmueve ver a niños pequeños que aprenden a rezar el Rosario y participan de manera atenta en grupos como “La Armada Blanca”. En muchos pueblos se preparan las fiestas patronales con el Rosario de Aurora, que convoca a numerosas personas. Desde luego es muy de alabar que en los hogares se conserve la bella tradición de rezar el Rosario en familia. Ir desgranando las Avemarías de manera pausada y tratando de fijar la atención en la escena evangélica propuesta para la decena correspondiente, ayuda a pacificar el alma. El contenido del misterio puede recordarse mediante un texto tomado de la Biblia. Si se hace una monición, debe ser muy breve para no romper el ritmo ni alargar demasiado la oración. Cuentan que en la Edad Media, mientras los monjes recitaban los 150 Salmos, se inventó para los pobres e iletrados este modo popular de completar el número equivalente de oraciones con las quince decenas originales. Sin duda que los nuevos Misterios Luminosos agregados por San Juan Pablo II vinieron a enriquecer esta devoción. Otra bella costumbre es alternar cantos de alabanzas entre los misterios, dichos cantos pueden tomarse de los diversos cantorales. Es bueno elegir cantos sencillos tanto antiguos como más recientes, pero con un contenido que inspire y motive el clima de devoción.
El mes de octubre, tradicionalmente dedicado a fomentar la devoción al Rosario. Recientemente el papa Francisco, al hacer la presentación de un libro escrito por uno de sus secretarios de rito oriental sobre esta devoción, ha expresado que él mismo aprecia el Rosario como la plegaria de los sencillos y la oración del corazón. Se trata efectivamente de una forma de orar que está al alcance de todos. Me conmueve ver a niños pequeños que aprenden a rezar el Rosario y participan de manera atenta en grupos como “La Armada Blanca”. En muchos pueblos se preparan las fiestas patronales con el Rosario de Aurora, que convoca a numerosas personas. Desde luego es muy de alabar que en los hogares se conserve la bella tradición de rezar el Rosario en familia. Ir desgranando las Avemarías de manera pausada y tratando de fijar la atención en la escena evangélica propuesta para la decena correspondiente, ayuda a pacificar el alma. El contenido del misterio puede recordarse mediante un texto tomado de la Biblia. Si se hace una monición, debe ser muy breve para no romper el ritmo ni alargar demasiado la oración. Cuentan que en la Edad Media, mientras los monjes recitaban los 150 Salmos, se inventó para los pobres e iletrados este modo popular de completar el número equivalente de oraciones con las quince decenas originales. Sin duda que los nuevos Misterios Luminosos agregados por San Juan Pablo II vinieron a enriquecer esta devoción. Otra bella costumbre es alternar cantos de alabanzas entre los misterios, dichos cantos pueden tomarse de los diversos cantorales. Es bueno elegir cantos sencillos tanto antiguos como más recientes, pero con un contenido que inspire y motive el clima de devoción.
Enviado por Unknown el miércoles, 1 de octubre de 2014 | 11:50 a.m.
Etiquetas:
Vocacional
Publicar un comentario