“¡Les he dicho estas
cosas para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulación. Pero ¡ánimo!,
yo he vencido al mundo”(Jn. 16,33)
Joven Paz y bien:
Te saludo
en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que es nuestra paz. Ante los tiempos
difíciles y los sucesos recientes donde la violencia ha sucumbido a varios
jóvenes de nuestro país, extiendo mis más sentidas condolencias a todos sus
familiares y amigos afectados por esos hechos de dolor y sufrimiento.
Como
jóvenes católicos no podemos aceptar la cultura de la muerte, que desde hace
tiempo se ha instalado en nuestro país, cuando somos promotores del amor a la
vida, regalo único e irrepetible de Dios.
A través de
este mensaje te quiero dar una palabra de esperanza aquellos jóvenes que viven
con miedo, angustia e indignación por los acontecimientos violentos que afectan
a nuestro país y a nuestros municipios.
Jesús el
Buen Pastor, nos enseña cuál es la esencia y fuente de la vida: “Yo he venido
para que tengan vida y la tengan en abundancia” Jn 10,10. Estamos convencidos
de que Dios los ha recogido de su mano pues las almas de los justos gozan de su
presencia (Sab. 3,1). Su muerte es en realidad el principio de una vida en
plenitud.
No es
voluntad de Dios que sus hijos mueran de esta manera sino que es consecuencia
de diversos factores que aquejan a la sociedad: corrupción, impunidad, falta de
oportunidades y el afán de poder que nos ha llevado a perder el respeto por la
dignidad de toda persona humana y la capacidad de vernos como hermanos.
Invito a
todos los jóvenes a asumir una verdadera corresponsabilidad social capaz de reconstruir
los tejidos sociales, dejando atrás actitudes pasivas y complacientes,
exigiendo a aquellos que ocupan un puesto público que no eludan su
responsabilidad y que actúen de inmediato y de manera efectiva, dejando a un
lado intereses personales. A los funcionarios los invitamos a no olvidar que la
esencia de su cargo es velar por el bienestar y seguridad de las personas.
Consientes
que ante las circunstancias adversas que vivimos la unidad nos hace más
fuertes, como Iglesia queremos refrendar nuestra opción preferencial por los
jóvenes destinando nuestros mejores esfuerzos para presentar a las nuevas
generaciones un Cristo vivo que los llama a la plenitud de su existencia, pues
sólo en Cristo el hombre encuentra su verdadera vocación.
Me despido
con las palabras del Beato Juan Pablo II: “Jóvenes, no destruyan sus cualidades
y valores poniéndolos al servicio del mal, que existe en nuestra ciudad; no se
dejen engañar por estos poderes que pretenden convertirlos en títeres e
instrumentos fácilmente manipulables al servicio de una cultura si horizontes.
No caigan
en la tentación de desperdiciar el precioso don de la vida, con el poder de la
droga destructora y asesina, la fuerza cegadora del comodismo, placer o la
prepotencia irracional de la violencia. ¡Con Cristo sean fuetes!”.
Fraternalmente,
Fr. Javier Gordillo
Arellano, oFM.
Promotor Vocacional de la
Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán.
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